En el siglo X, después de siete años en el exilio, Hallstein regresa a casa tras haber sido expulsado por el asesinato de Hrafn, su mejor amigo. Hallstein, es, por lo tanto, el motor de la trama de El exiliado, pero curiosamente, este cómic de Erik Kriek es sorprendentemente coral, apareciendo en él multitud de personajes relacionados unos con otros en una endiablada red familiar, de amistades y clientelismos. En las casi 200 páginas con que cuenta el volumen todas esas relaciones se van estrechando y entretejiendo hasta llegar a varios clímax agridulces muy lejanos de lo que esperaba al comienzo de la lectura de la obra.
La ambientación islandesa vikinga es impagable y da vida a todos los términos que se incluyen en el glosario final que, de todos modos, no es imprescindible para seguir la historia, una historia que fluye como un río y cuyas transiciones se hacen frecuentemente enfocando a los omnipresentes pájaros que se pasean de un lugar y de una escena a otra.
A nivel gráfico, Kriek emplea unos blancos y negros muy contrastados, sin llegar al nivel de abstracción de un Mignola, ya que sus negros tienen bastantes trazos, pero sus blancos se confunden con las calles y los bordes de las páginas ya que las viñetas no están delimitadas con líneas negras. A este blanco y negro se le añaden azules y grises varios en las escenas ambientadas en el presente y diversos rojos en los flashbacks. La trama avanza tanto en el momento presente como en el pasado descubriéndonos lo que pasó antes y durante el exilio de Hallstein y también lo que pasó y está pasando en su región de origen.
¡Recomendado!
Jaume Albertí
