David Sánchez es, para muchos de nosotros, el autor más personal del actual y muy fructífero panorama comiquero de nuestro país. Con apenas siete álbumes en su haber e infinidad de ilustraciones y portadas para libros, ha creado un universo tan rico, personal, profundo y sincero que cada vez que ve la luz una nueva obra suya es motivo de regocijo para sus acérrimos fans.
Alejado de los convencionalismos, con un dibujo claro, limpio e impecable, sus cómics no son lecturas fáciles ni para todos los estómagos. Con claras influencias oníricas de David Lynch , cárnicas de David Cronenberg, bizarras de Luis Buñuel, perturbadoras (y visuales) de Charles Burns y lisérgicas de Alejandro Jodorowsky, la obra de Sánchez da un paso más allá en la manera de entender el noveno arte, más espiritual, alucinógena y onírica de lo que estamos acostumbrados. Y francamente, es algo tan maravilloso...
Con su nuevo cometido llamado En otro lugar, un poco más tarde, David desgrana místicamente una búsqueda tanto interior como exterior de respuestas a preguntas formuladas pero no entendidas y mucho menos contestadas. Tomando como punto de partida dos parejas, una reptiliana y otra humana pero bizarra y simiesca a partes iguales, sus vidas en común y un cráneo con un extraño símbolo en la frente que las une, nos adentramos en un viaje contemplativo que nos hace cómplices de los protagonistas en esa caza de respuestas inexistentes, con toda la dicha y pesar, vida y muerte, placer y dolor que esta les otorga.
Siendo una lectura nada usual, y muy paralela en algunos aspectos a su predecesora Un millón de años pero a la vez totalmente dispar, En otro lugar, un poco más tarde nos propone una odisea que, si conectas con ella y te dejas llevar, te transporta física y espiritualmente a un estado mental que remueve la consciencia y te hace pensar en aquello de “toda acción tiene su reacción”, incluso en lo que a los estados del alma se refiere. Lectura nada liviana a la vez que inteligente, que requiere tener los cinco sentidos en plena forma, Sánchez vuelve a lograr transmitirnos gracias a sus viñetas tanto lo bueno como lo malo de la vida, sin tapujos, sin florituras, a cara descubierta. Y eso es algo por lo que estarle muy agradecido.
David, como rezaba una tus obras anteriores: No cambies nunca.
Pako