Mark Bellido fue escolta en el País Vasco durante cuatro años y emplea esa experiencia para relatarnos el ambiente de tensión y miedo que se vivía en la época a pie de calle, en los pueblos pequeños y también incide en la durísima situación de los guardaespaldas que básicamente trabajaban sin horario y sin vida personal.
Sin embargo, Salto no es un relato autobiográfico. El protagonista (Miquel/Mikel/Miguel; de hecho la obra en su edición original francesa se titula Mikel) es ficticio y la trama más naturalista se fusiona con una breve más de thriller (que a mi parecer es el único punto flojo del cómic, por innecesaria y desviarse de las directrices principales que Bellido ha apuntado al principio del tebeo).
Salto me parece harto interesante por el tema que lo trata y la forma en que lo trata. A este respecto comentar que la labor de la dibujante, Judith Vanistendael es muy meritorio y entre ella y el guionista consiguen escenas muy logradas, como por ejemplo aquella en la que Miquel y su mujer tienden la ropa en el terrado o la escena del asesinato a sangre fría de uno de los secundarios.
Una historieta que transmite, se lee de un tirón y deja poso.
Jaume Albertí