La voz del fuego, además de la primera novela de Alan Moore, es un homenaje a su Northampton natal. Moore, que jamás ha abandonado dicha localidad, nos narra diversos relatos que se suceden allí desde la prehistoria hasta nuestra actualidad. Todos son independientes, aunque tienen ciertas conexiones y explorarlas es uno de los divertimentos que nos propone el barbudo autor.
La voz del fuego no es un libro fácil, comenzando por el cuento inicial, en el que somos testigos de los pensamientos de un niño prehistórico durante su dura vida. Cuesta hacerse con su, no llamémoslo lenguaje, pero si con su habla, pero si te esfuerzas vas cogiéndole el tranquillo poco a poco. A medida que las narraciones se acercan a nosotros en el tiempo, el idioma se parece más al nuestro. Además, la novela parte casi siempre de situaciones poco o nada explicadas, así que parte de la gracia del libro es ir descubriendo quién es el narrador y qué es lo que está sucediendo.
Tanto si os gusta Moore en su faceta de guionista de cómics como si os gustan las buenas novelas, La voz del fuego es un libro súper recomendado.
Jaume Albertí