sábado, 19 de septiembre de 2015

17 años de Gotham Comics (o La Palabra del Profeta)

Todos los que habéis estado siguiendo mi trabajo estos últimos años, sabréis que cuando se ha tratado de salir de mi cueva y sacar a la luz mi obra, hay un lugar que ha sido cita ineludible para los que me siguen (desde hace años o más recientemente) en mi tierra natal: Gotham Comics Mallorca, la tienda de cómics regentada por mi buen amigo, y sin embargo… no, solo buen amigo… Jaume Albertí.

Y resulta que este año 2015, se cumplen los primeros 17 años de Gotham Comics en Palma, un aniversario como cualquier otro que por razones totalmente incomprensibles para mí, nuestro amigable tendero y vecino ha decidido celebrar con tanta pompa como la que otros celebran una estrella Michelin: con toda clase de actos, celebraciones, productos conmemorativos, y muy especialmente, con la edición de una antología de historias breves en cómic, realizadas por autores locales cercanos al susodicho comerciante. Entre ellos, yo mismo.



Ayer día 18 de septiembre era el día elegido para la puesta de largo de esta anticipada obra, tras varios meses de retraso, y aunque por unos pocos días me perdí la oportunidad de participar de la presentación, y correspondiente firma de ejemplares, no quería dejar pasar la oportunidad de aportar mi granito de arena a un evento tan especial, no porque yo sea más especial que el resto de autores participantes en la mencionada antología, sino porque conozco a Jaume Albertí desde hace más años que todos ellos, y creo que puedo contar de él cosas que mucha gente no sabe.

Cuando, el pasado diciembre, Jaume nos propuso, a mí y al resto de su círculo artístico de confianza, realizar una historia para la antología de Gotham, me pilló desprevenido. Yo andaba metido en el entintado del número 5 de Huérfanos (la serie cuyo recopilatorio presentamos, precisamente en Gotham, el pasado mes de junio, con Jaume como anfitrión y presentador de excepción). Por entonces llevaba bastante tiempo sin escribir, y no andaba sobrado de ideas. Y como saben los que han leído mi novela gráfica, no soy precisamente de historias cortas.

Pero entonces recordé los meses en los que ilustré mi blog en forma de cómic en un estilo suelto y humorístico, más de tira cómica, muy alejado de mis (no siempre logrados) dibujos de estilo realista para mis cómics (véase el mencionado Huérfanos). En aquellas breves historias, personales, autoconclusivas, siempre contaba alguna anécdota personal, que invariablemente terminaba con alguna reflexión de estilo “mírate al espejo y cree en ti mismo” inspirado tanto por los cambios en mi vida, como por mis numerosas lecturas de crecimiento personal de aquella época.

Usando aquel estilo como referente, me vino a la cabeza la idea de recordar, en cómic, mi historia como dibujante de cómics, desde mis tiernos inicios usando hojas de cuaderno, hasta mis trabajos más recientes. Y esta era una historia en la que el propio Jaume era un personaje destacado. Tanto, de hecho, que yo diría que sin él, es posible que mi historia como autor de cómics habría sido muy diferente o, quién sabe, simplemente no habría sido.


Fragmento de mi historia corta "Buenos tiempos, viejos tiempos" (págs 2-3)
publicado en la antología "Pequeños cadáveres envueltos en plástico"

Para entender a qué me refiero, conozco a Jaume Albertí (el Profeta, como le llamo en mi historia) desde hace 35 años, y aclarando que tengo 40, esto significa que no tengo recuerdos de mi vida en los que no conociera a Jaume. Y tampoco tengo recuerdos de Jaume en los que él no leyera cómics. No solo los leía: los devoraba, los atesoraba, y en muchos casos llegaba a memorizar datos de sus personajes y autores con la fruición con la que otros recuerdan datos de los famosos de las revistas del corazón. Jaume nos contagió (a mí y a mi hermano Carlos) su entusiasmo por los cómics, no solo como medio de entretenimiento, sino como forma de expresión: desde muy jóvenes descubrimos que con muy pocos recursos y solo con nuestra imaginación, podíamos crear nuestras propias historias, lo cual hicimos desde muy jóvenes, inspirados por nuestros autores favoritos (y no mentiré, a veces simplemente copiándolos). La pasión por los cómics cimentó nuestra amistad, luego nos empujó a otras actividades del universo friki como los juegos de rol, a los de cartas y tablero y a los fanzines, y los cuales a su vez nos llevaron a iniciar amistades que duran hasta ahora. Y eso fue lo que en definitiva llevó a Jaume a tener su propia tienda de cómics, primero tras el mostrador junto a los dueños originales, luego como empresario, hasta su papel actual como referente del mundillo del cómic en Mallorca.

Si me preguntan, creo que era inevitable que Jaume terminara siendo quien es. No solo por sus conocimientos del medio (seguro que hay frikis con más conocimientos) sino por su actitud, su audacia al transformar la pequeña tienda que heredó en un punto de encuentro de una pequeña comunidad, su forma de promocionar sus productos y organizar actividades, y su peculiar personalidad (por decirlo de alguna manera) capaz de atraer y fidelizar a una pequeña legión de fieles seguidores de sus andanzas. No le concedí el título de Profeta por nada, después de todo.

El éxito de la convocatoria de esta antología de cómics (con el inquietante y llamativo título de "Pequeños cadáveres envueltos en plástico"... que nadie vuelva a decir que el título de mi novela gráfica era un poco grotesco) es un producto del éxito del propio Jaume como empresario, pero sobre todo como movilizador de la comunidad comiquera de Mallorca (sin faltar al respeto al resto de establecimientos de la isla que participan del mismo mercado… pero es que con ellos yo no jugaba a rol en el comedor de mi casa con 13 años).

No tengo ninguna duda de que para los amigos que han participado con sus historias en esta antología, la figura de Jaume Albertí es un referente en lo que se refiere a su labor como especialista en cómics, divulgador en medios de comunicación, y a su tienda como punto de encuentro para novedades, presentaciones, y actividades diversas. Además Jaume es un tipo con un carisma especial, una inusual falta de sentido de ridículo (ver sus impagables fotos vestido de Spiderman en la última celebración del día del cómic gratis… además de otras anécdotas que no contaré porque sucedieron en privado y cuanto menos se hable de ellas, mucho mejor).

Pero mi historia personal con Jaume Albertí trasciende con mucho sus andanzas en el mundo de la venta y difusión de cómics desde su templo… quiero decir tienda especializada. En mi caso, una parte no pequeña de mi identidad como artista le debe a Jaume más de lo que nunca podré agradecerle.

Aunque Jaume y yo empezamos a crear nuestros cómics cuando teníamos, no sé, unos 8 años, yo nunca dibujar con cualquier excusa que surgiera, por el mero placer de hacerlo y sin saber hasta dónde podría llegar. Pero fue un guión suyo, La canción de la lluvia, el que se convirtió en mi primera obra, digamos, de madurez, cuando la publicamos, en rigurosa edición fotocopiada, en el verano de 1995, hace ya 20 años. Toda mi carrera posterior haciendo cómics tiene su origen en aquella historia de aventuras que me costó años convencer a Jaume de que escribiera (porque Jaume, en contra de lo que pueda aparentar, es bastante vago), y otros tantos dibujarla. Aún hoy, y con todas sus imperfecciones, me sigue haciendo sentir orgulloso.

Ha pasado mucho tiempo desde que firmamos aquella obra juntos (aunque invito a todo el mundo a leerla aquí si no lo ha hecho aún) y mi estilo, gustos y proyectos han evolucionado considerablemente, y Jaume y yo no siempre compartimos criterio creativo. Tanto mis escarceos como autor completo como mi colaboración con Enric Pujadas en Huérfanos me han terminado de convencer de seguir tomándome en serio mi carrera como autor de cómics, aunque no sea mi medio de vida, y no dejar de practicar, mejorar, experimentar e incluso estudiar (como ya conté en mi último post, empezaré en octubre mi primer curso de cómic… solo he tardado 25 años en decidirme).
Cuántos de estos hechos, obras y anécdotas no habrían sucedido de no haber conocido a Jaume Albertí hace ya tantos años, quizá nunca lo sepamos. Pero si Gotham Comics celebra este año sus primeros 17 de actividad, es sin duda gracias a su empeño y capacidad. Sigue siendo un aniversario raro de celebrar (sobre todo porque si hubiera esperado tan solo unos meses habría podido celebrar el 18, que sí que tiene más sentido).

Pero después de contar la historia que me une con Jaume Albertí, incluso ahora desde la distancia que nos separa, estaréis de acuerdo en que cualquier excusa es buena para celebrar la existencia de Gotham Comics y la figura de Jaume como comerciante, empresario, divulgador y figura pública. Pero para mí, Jaume siempre será el Profeta que me descubrió y enseñó a apreciar el cómic como medio, y a descubrir todo su potencial para contar todas las historias que yo llevaba dentro esperando ser contadas. Y por mucha vergüenza que le dé que publique esta especie de panegirico, quiero dar públicamente las gracias a Jaume por su inspiración, y espero que siga inspirando a otros autores a dar lo mejor de sí mismos y contar sus mejores historias. Porque aunque aún no he podido disfrutar completamente de estos "Pequeños cadáveres envueltos en plástico", estoy seguro de que mientras tengan a Jaume Albertí cerca, lo mejor de la obra de sus autores aún está por llegar.

Creedme. He estado ahí.

M.A. Garcías
Barcelona, 19 septiembre 2015