miércoles, 24 de abril de 2019

Cómic Recomendado: EPIPHANIA


Epiphania es un cómic que impacta por su portada, más reminiscente de una estampa religiosa que de un tebeo al uso. Nubarrones de tormenta, un tsunami, el reparto de la obra situado de forma teatral y presidiendo la escena los dos protagonistas principales, como si fueran La Virgen y el Niño. Impacta y da buena cuenta de lo que encontraremos en el interior: una línea de dibujo que recuerda a Daniel Clowes y una técnica de color similar a la que emplea Joan Cornellà; y ciencia ficción apocalíptica por un tubo, con personajes grotescos que no desentonarían en la historieta Agujero Negro de Charles Burns.
Aunque visualmente Epiphania es notable, lo es más por su manera sutil y sosegada de documentar los acontecimientos que se suceden a lo largo de sus páginas. Aquí no hay dobles páginas espectaculares ni ningún tipo de alharaca dramática. Tampoco se nos hace espectadores de explosiones estéticas desentonantes que interrumpan el flujo de la narración. Los hechos se presentan en una implacable rejilla de seis viñetas por página, fusionando viñetas (a veces dos, a veces cuatro) para recalcar la importancia de algún momento en concreto. Esta narrativa eficaz (y convencional) le va como anillo al dedo a una trama que se desarrolla de forma harto natural: los personajes, prisioneros de lo que sucede, van encontrándose con situaciones bizarras y con los conflictos derivados de la aparición de una nueva especie en la tierra, intentando asimilar la inédita situación y capeando como pueden el temporal.
Sin estridencia alguna se tratan también los temas que subyacen en la obra, como por ejemplo, el miedo a tener descendencia, la soledad, la rabia de la adolescencia, el miedo a la diferencia, los que odian, los que son odiados, los que aprender a odiar porque son odiados…
Podéis suponer que Epiphania me ha encantado, y así es, pero voy a ponerle una pega a este cómic de Ludovic Debeurme: es el primer tomo de tres y te quedas con ganas de más.
De acuerdo... ¡eso no es ninguna pega!

Jaume Albertí