Preparándome para grabar el capítulo de nuestro showcast, Los Guardianes de Gotham, dedicado a la película del Joker, he acometido la lectura de este tebeo del personaje escrito por Brian Azzarello y dibujado por Lee Bermejo. De primeras he de decir que lo que me gusta de Azzarello me gusta mucho, y lo que no me gusta, me gusta bastante poco. Es un guionista de extremos, sutil y casquero al mismo tiempo, y tiene obras maestras y cosas más bien olvidables. A Bermejo le tenía manía, no sé muy porqué, pero la he superado con la lectura de sus últimos tebeos y creo que su trabajo aquí es la baza ganadora para una historia no tan impactante como otras del mismo escritor.
Joker nos muestra una visión más callejera y mafiosa de la galería de villanos de Batman (uno de los atractivos del tomo es cuándo aparecerá el hombre murciélago o incluso si llegará a hacer acto de presencia en el cómic), lejos de los personajes coloridos que ponen en peligro a la ciudad de Gotham con amenazas más grandes y pintorescas que la vida.
Observamos la guerra entre criminales y al Joker desde el punto de vista de Jonny Frost (o Jonny Jonny como lo llama el payaso príncipe del crimen), un perdedor que acaba de abandonar prisión por quinta vez en su vida, que saborea (o cree saborear) las mieles del triunfo al acompañar a la némesis del protector de Gotham en su acometida salvaje y sangrienta para recuperar los territorios de influencia perdidos durante su última estancia en el Asilo Arkham. Este enfoque es harto eficaz, porque el Joker es una figura muy expuesta y tratada y está bien verlo a través del prisma de un secundario.
El ambiente a pie de calle y triste está muy bien captado por las ilustraciones de Bermejo y Azzarello crea una trama interesante aunque tal vez le falte un poco de pegada al final (por lo menos a mi me dejó intrigado, porque me parece algo abrupto). Un cómic para leer, releer y perderse en los dibujos.
Jaume Albertí
