Detrás de 300 está la fascinación de Frank Miller por la batalla de las Termópilas, en la que trescientos espartanos se sacrificaron para evitar la invasión persa de Grecia.
Dejando a parte la mayor o menor fidelidad histórica del relato, para mí lo más importante es la noción de sacrificio heroico que explora, una constante en la obra de Miller, y, por supuesto, el recital magistral de cómic que da en en el mismo.
El autor, acompañado del impresionante trabajo de la colorista Lynn Varley, hace cosas muy curiosas como incidir en los aspectos más importantes de la trama en las viñetas pequeñas y dedicar las grandes a aspectos más, digamos, decorativos. Un elemento fundamental en el tebeo es que su formato es apaisado, y reúne en cada página lo que serían dos páginas en un tebeo de grapa normal y corriente. Esto contribuye a aumentar el tono épico de la historia que nos cuenta, con grandes paisajes y despliegues bélicos que dan buena cuenta del impacto que causa Miller como ilustrador, funcionando la mayoría de las imágenes como auténticos lienzos.
Otro aspecto importantísimo es el humor que despliega y pone en boca de los trescientos espartanos: socarrón, negro, cortante y lapidario. Aún así, como todo en 300, es empleado para definir personajes, situaciones y hacer avanzar la trama.
Los diálogos, memorables.
En mi opinión, una de las mejores historietas de su autor, y tiene unas cuantas que, como ya sabéis, son auténticas obras maestras del noveno arte.
Jaume Albertí
El autor, acompañado del impresionante trabajo de la colorista Lynn Varley, hace cosas muy curiosas como incidir en los aspectos más importantes de la trama en las viñetas pequeñas y dedicar las grandes a aspectos más, digamos, decorativos. Un elemento fundamental en el tebeo es que su formato es apaisado, y reúne en cada página lo que serían dos páginas en un tebeo de grapa normal y corriente. Esto contribuye a aumentar el tono épico de la historia que nos cuenta, con grandes paisajes y despliegues bélicos que dan buena cuenta del impacto que causa Miller como ilustrador, funcionando la mayoría de las imágenes como auténticos lienzos.
Los diálogos, memorables.
En mi opinión, una de las mejores historietas de su autor, y tiene unas cuantas que, como ya sabéis, son auténticas obras maestras del noveno arte.
Jaume Albertí
