Allá por 2011, DC Comics tuvo la idea de poner en marcha el enésimo reboot de su línea editorial, pasando a publicar 52 títulos mensuales bajo la cabecera, adivinen, The New 52.
Esto lo hicieron propulsados por el éxito de una serie semanal publicada algo antes, 52, y justo tras la miniserie que sentaría las bases de la nueva línea: Flashpoint. Todas las series recibieron un nuevo número uno, independientemente de que estuvieran en activo antes del relanzamiento o no, incluyendo cabeceras de numeración clásica como Action Comics o Detective Comics. Todo hay que decirlo, los resultados quizá no fueron del todo los esperados y, entre tanta serie, hubo relativamente pocos títulos que consiguieran una buena recepción a nivel crítico. Y bien, entre tanta cosa siempre hay alguna que se puede destacar; si me preguntan, diría que tienen su interés, al menos, y de las que yo haya leído y recuerde ahora, la Wonder Woman de Azzarello y Chiang, La Cosa del Pantano de Snyder, Soule et alii, y dos escritas por Jeff Lemire: Frankenstein y los Agentes de Shade, y este Animal Man.
Esto lo hicieron propulsados por el éxito de una serie semanal publicada algo antes, 52, y justo tras la miniserie que sentaría las bases de la nueva línea: Flashpoint. Todas las series recibieron un nuevo número uno, independientemente de que estuvieran en activo antes del relanzamiento o no, incluyendo cabeceras de numeración clásica como Action Comics o Detective Comics. Todo hay que decirlo, los resultados quizá no fueron del todo los esperados y, entre tanta serie, hubo relativamente pocos títulos que consiguieran una buena recepción a nivel crítico. Y bien, entre tanta cosa siempre hay alguna que se puede destacar; si me preguntan, diría que tienen su interés, al menos, y de las que yo haya leído y recuerde ahora, la Wonder Woman de Azzarello y Chiang, La Cosa del Pantano de Snyder, Soule et alii, y dos escritas por Jeff Lemire: Frankenstein y los Agentes de Shade, y este Animal Man.
La serie estuvo guionizada por Jeff Lemire en su totalidad: 29 números de la serie regular, más un número 0 dos anuales. Además, hubo un cruce de colecciones titulado Mundo Putrefacto, que añade dos números de La Cosa del Pantano y uno de Frankenstein y los Agentes de Shade. Todo sumado hace un tochal considerable: 808 páginas, nada menos. En su día me leí apenas unos cuantos números, tras lo que pasó a la interminable pila de pendientes... Aprovechando la nueva edición de ECC, la he despachado en unas cuantas, intensas, horitas. Y adelanto que, aunque tenía un buen recuerdo, ha resultado, una vez completada, una muy grata sorpresa.
Y es que Lemire es un guionista que rara vez decepciona. Tiene cosas, obviamente, que me gustan más que otras, pero, como comentaba con nuestro compañero Pako hace unos días, todavía no le conocemos ninguna obra que nos haya parecido directamente mala. Y yo diría que, a falta de ver cómo se desarrollan algunas obras suyas en curso y/o pendientes de lectura, este Animal Man se ha ido directa a favoritos.
El concepto que subyace a toda la serie es el de la familia. La familia, cuando el paterfamilias es un superhéroe, alguno de tus retoños hereda algo del asunto, y tu pareja se ve de repente envuelta en una lucha por la supervivencia, propia y de su prole, a causa de los jaleos que implica todo el asunto. Y es que luchar por la justicia, la paz y el bien común está muy bien, pero ya saben, cuando seas padre, comerás huevos. Verán cómo el pobre Buddy Baker trata de arreglárselas para mantener a toda su familia a salvo mientras no dejan de surgir amenazas por todos lados.
Lemire recicla muy afortunadamente ideas ya presentes en la colección anterior del personaje, así como en la de La Cosa del Pantano en sus etapas más clásicas: las luchas entre el Verde, el Rojo y la Podredumbre como las, digamos, esencias que conforman la-vida-y-la-muerte, con presencia mística -y literal-, incluyendo la elección de avatares, son el trasfondo que sirve de hilo conductor de toda la serie, que en realidad no tiene más que dos arcos argumentales -bastante largos, eso sí- divididos en secciones más cortas. A destacar, entre otras cosas, la historia en dos partes que resume la película que protagoniza el propio Buddy Baker dentro de la ficción del cómic, en uno de esos juegos de ficción dentro de la ficción que tanto juego pueden dar.
Lo conseguido del cómic es que haya sabido mezclar superhéroes, terror, un punto algo esotérico, drama familiar... Y que sea capaz de equilibrarlo todo, con momentos que son capaces de tocar la patata del alma más rancia. Quizá la única pega que ponerle es el que no tuviera un dibujante estable durante todo el arco, aunque el nivel general de los profesionales implicados supera el aprobado siempre. En todo caso, una lectura más que notable dentro de lo que puede ser un tebeo del ramo de DC Comics, y que digo yo que no os asuste lo voluminoso del tomo; vale la pena entrar a conocer a Buddy, Maxine, Ellen y Cliff, y a otra de las obras que vienen a cimentar la fama de su guionista.
Y es que Lemire es un guionista que rara vez decepciona. Tiene cosas, obviamente, que me gustan más que otras, pero, como comentaba con nuestro compañero Pako hace unos días, todavía no le conocemos ninguna obra que nos haya parecido directamente mala. Y yo diría que, a falta de ver cómo se desarrollan algunas obras suyas en curso y/o pendientes de lectura, este Animal Man se ha ido directa a favoritos.
El concepto que subyace a toda la serie es el de la familia. La familia, cuando el paterfamilias es un superhéroe, alguno de tus retoños hereda algo del asunto, y tu pareja se ve de repente envuelta en una lucha por la supervivencia, propia y de su prole, a causa de los jaleos que implica todo el asunto. Y es que luchar por la justicia, la paz y el bien común está muy bien, pero ya saben, cuando seas padre, comerás huevos. Verán cómo el pobre Buddy Baker trata de arreglárselas para mantener a toda su familia a salvo mientras no dejan de surgir amenazas por todos lados.
Lemire recicla muy afortunadamente ideas ya presentes en la colección anterior del personaje, así como en la de La Cosa del Pantano en sus etapas más clásicas: las luchas entre el Verde, el Rojo y la Podredumbre como las, digamos, esencias que conforman la-vida-y-la-muerte, con presencia mística -y literal-, incluyendo la elección de avatares, son el trasfondo que sirve de hilo conductor de toda la serie, que en realidad no tiene más que dos arcos argumentales -bastante largos, eso sí- divididos en secciones más cortas. A destacar, entre otras cosas, la historia en dos partes que resume la película que protagoniza el propio Buddy Baker dentro de la ficción del cómic, en uno de esos juegos de ficción dentro de la ficción que tanto juego pueden dar.
Lo conseguido del cómic es que haya sabido mezclar superhéroes, terror, un punto algo esotérico, drama familiar... Y que sea capaz de equilibrarlo todo, con momentos que son capaces de tocar la patata del alma más rancia. Quizá la única pega que ponerle es el que no tuviera un dibujante estable durante todo el arco, aunque el nivel general de los profesionales implicados supera el aprobado siempre. En todo caso, una lectura más que notable dentro de lo que puede ser un tebeo del ramo de DC Comics, y que digo yo que no os asuste lo voluminoso del tomo; vale la pena entrar a conocer a Buddy, Maxine, Ellen y Cliff, y a otra de las obras que vienen a cimentar la fama de su guionista.