Aaron plantea este primer, y extenso, arco argumental a partir de la amenaza de un ser que se dedica a lo que avanza el título, esto es, a matar, sistemática y literalmente, toda divinidad que se encuentra. Y eso como excusa para mostrarnos cuál es su visión de Thor, y no sólo del actual, sino a través de los tiempos, con lo que tenemos también toda una evolución del personaje. Los modos no pueden casarle mejor al título, ya que estamos ante una saga que rebosa epicidad por todos lados, con un buen equilibrio de la acción, los alivios cómicos y el retrato de caracteres. La sensación al leerlo es la de que estamos ante un cómic destinado a marcar toda una época, ya que no se limita a plantear un conflicto que terminará resolviéndose, sino que sus consecuencias se van a dejar sentir durante mucho tiempo. Y dado que Aaron lleva ya unos cuantos años escribiendo sus andanzas, parece claro que lo mejor está todavía por llegar.
Por si las bondades del guión no fueran suficientes, el artista principal es un inspirado Esad Ribic, quien es capaz de navegar a través de los muy diferentes escenarios de la trama y la miríada de personajes con nota, además de narrar correctamente y dotar de la espectacularidad requerida en los momentos que así lo requieren. La química entre el equipo creativo está garantizada, con lo que apenas pueden ponerse peros al resultado final.
En resumen, si buscas un cómic de acción y aventura con aires míticos, bien narrado y dibujado, y con un personaje tridimensional y con capacidad de dejar huella, dale una oportunidad a este Thor y descubre por qué ha convencido a tantos lectores.
Rafael
