Hace algo más de 3 años, el pasado 10 de enero de 2016, cuando los ojos heterocromos de David Robert Jones se cerraban por última vez, muchos de nosotros notamos como algo dentro de nuestros corazones moría con él: con nuestro adorado Ziggy Stardust, nuestro admirado Comandante Tom, nuestro querido Duque blanco, nuestro extraterrestre favorito, nuestro estimado Rey de los Goblins...
David Bowie fue, sin duda alguna, una de las figuras más representativas e influyentes de la cultura pop (¿la que más?). Su manera de entender la música, su forma de cambiar de estilismo cual camaleón, su desbordante personalidad así como impagable carisma hicieron de él una de las personalidades más idolatradas de nuestro tiempo, formando parte de nuestras vidas como si fuera un miembro más de nuestra familia.
David Bowie fue, sin duda alguna, una de las figuras más representativas e influyentes de la cultura pop (¿la que más?). Su manera de entender la música, su forma de cambiar de estilismo cual camaleón, su desbordante personalidad así como impagable carisma hicieron de él una de las personalidades más idolatradas de nuestro tiempo, formando parte de nuestras vidas como si fuera un miembro más de nuestra familia.
Su vida y obra han servido para llenar multitud de páginas en libros, revistas y cómics y aún así me dejó ojiplático la noticia que anunciaba la aparición de la novela gráfica que hoy nos ocupa: si hay un autor que con sus lápices podía plasmar de manera exacta la imaginería de Bowie, con un estilo pop, limpio, visualmente fascinante, psicodélico y narrativo a partes iguales, luminoso a la par que oscuro como la vida del protagonista, además de ser fanático irreversible del legado del creador de Diamond Dogs... ese es Mike Allred, el padre creativo de Madman, artífice de Red Rocket 7 (el cómic sobre la historia del rock & roll por antonomasia), además del responsable visual de dos maravillas como son X-Statix (junto a Peter Milligan) y la etapa más reciente de Estela plateada (con Dan Slott). Ahora que ya lo tengo en mis manos y recién leído, solo puedo reafirmarme en lo que ya pensaba: estamos ante una auténtica joya del noveno arte. Allred recorre íntimamente todos los momentos importantes de la carrera del Duque blanco, con un realismo exquisito que, de repente, sin perder un ápice de genialidad se va al otro extremo del abismo, en el cual Bowie dialoga y se sincera con sus diferentes personalidades y alter egos, consiguiendo auténticos instantes de originalidad que bien tendrían cabida en cualquiera de los discos que grabó David.
El elenco de celebridades que se pasean por las impecables páginas realizadas por Allred es de escándalo: Marc Bolan, Alice Cooper, Elton John, Tony Visconti, Iggy Pop, Kyle MacLachlan, Trent Reznor... que se convierten en personajes secundarios de una vida, la de Bowie, que deslumbró, que estuvo llena de excesos, de auges y caídas, de arte. Una vida que en manos de Mike Allred se transforma en un libro indispensable para los fanáticos de Bowie, a la vez que en un inicio perfecto para todos aquellos que tienen curiosidad en adentrarse en el rico y espléndido universo de El hombre que vendió el mundo.
Ojalá y todas las biografías realizadas en cómic, ya fueran de músicos, pintores, actrices, actores o sobre cualquier otro campo relacionado con el arte fueran como este Polvo de estrellas, pistolas de rayos y fantasías de la era espacial. Lo dicho: un disfrute máximo.
Y recordad:
Hay un hombre de la estrellas esperando en el cielo,
le gustaría venir a visitarnos.
Y cree que nos va a impresionar
Y vaya si lo hizo...
Pako
