Imaginad una historia que, por una serie de razones bien claras, hubiera podido ser contada sin problema alguno por cineastas de culto del calibre de Ed Wood, Russ Meyer o John Waters. Tenemos a un grupo de muchachas aparentemente más malas que la quina, malhabladas, asalvajadas, consumidoras de sustancias de dudosa legalidad y “casi, casi” delincuentes, pero que en el fondo ni son tan malas, ni tan mezquinas, ni tan gamberras y, sobre todo, tienen su corazoncito y luchan a muerte en pos de reivindicar el feminismo como el arma de batalla definitiva.
Si además aderezamos el conjunto con unos verdaderos maleantes habituales, que se esconden bajo la fachada de los que siempre están por encima de nosotros (alcaldes, fuerzas de seguridad, jueces, curas y demás hierbas malolientes), le añadimos una pizca de revival de los cómics de criminales y de terror (esos que se pasaban por el forro el Comics Code Authority y todas las chorradas que este conllevaba) de los ya muy lejanos años 50 del siglo pasado y ya rematamos la jugada con un look exquisito que va desde las chica Pin-Up que se pusieron en boga gracias a modelos como Bettie Page o Candy Barr, pasando por los tebeos underground publicados por estos lares en revistas como El Vibora y terminando por el erotismo inusitado de maestros como Eric Stanton, nos topamos con este pedazo de tebeo, divertido, loco, visualmente fascinante y camorrista a partes iguales.
Editado por nuestro amigo y (casi) vecino Ata Lasalle en su chiripitifláutica editorial Autsaider Cómics.
Una historia de pandilleras, que suena a rocanrol macarra, sabe a bourbon barato y huele a tabacazo, y que luce magníficamente bien en blanco, negro y rosa. Mujeres luchadoras, bellas y de fuerte carácter versus hombres cochambrosos, mentirosos, cerdos y repelentes, de la mano del canadiense Ryan Heshka, que se lee y se relee deliciosamente... y si es con The Cramps sonando de fondo, ¡mejor!
Una historia de pandilleras, que suena a rocanrol macarra, sabe a bourbon barato y huele a tabacazo, y que luce magníficamente bien en blanco, negro y rosa. Mujeres luchadoras, bellas y de fuerte carácter versus hombres cochambrosos, mentirosos, cerdos y repelentes, de la mano del canadiense Ryan Heshka, que se lee y se relee deliciosamente... y si es con The Cramps sonando de fondo, ¡mejor!
Pako