La escena del crimen es un cómic muy destacable dentro de la carrera de Ed Brubaker por varias razones. Primero: es un tebeo muy bueno. Segundo: junto con sus trabajos previos le condujo a un contrato en exclusiva con DC para la que empezó a escribir la legendaria cabecera Batman. Tercero, y más importante, fue su primera colaboración con Sean Phillips, con el que ha producido decenas de historietas desde entonces, todas ellas de serie negra combinadas con otros géneros y que han tenido una enorme influencia en el mercado del cómic estadounidense.
Phillips aquí ejerce de entintador del extraordinario Michael Lark, un dibujante muy dotado para el ambiente sucio y realista que pide a gritos una historia de sectas, secuestros, asesinatos e incendios provocados como esta.
Perfectamente ambientada en San Francisco, es un placer deambular por sus calles y las diferentes localizaciones que se van sucediendo en su sorpresiva trama. Las revelaciones tienen lugar en cada uno de los cuatro episodios y se aceleran en el tramo final.
Los extras valen muchísimo la pena, con una introducción a cargo de Brian Michael Bendis que sitúa el cómic dentro de la carrera de Brubaker, una historia extra que se publicó originalmente en una antología de Vertigo y un texto del propio guionista explicando la génesis de la obra, con comparaciones entre las páginas originales a lapiz de Lark y el acabado final de Phillips.
Los extras valen muchísimo la pena, con una introducción a cargo de Brian Michael Bendis que sitúa el cómic dentro de la carrera de Brubaker, una historia extra que se publicó originalmente en una antología de Vertigo y un texto del propio guionista explicando la génesis de la obra, con comparaciones entre las páginas originales a lapiz de Lark y el acabado final de Phillips.
La escena del crimen es una puerta de entrada al fantástico universo noir de Brubaker con Phillips, que ha producido obras como Criminal, Sleeper, Fatale, Incognito, The Fade Out, la más reciente Kill or be killed todavía en curso y la inminente novela gráfica Mis héroes siempre han sido yonquis.
¡Que lo disfrutéis!
Jaume Albertí