lunes, 6 de mayo de 2019

Cómic recomendado: NEGALYOD

Negalyod - Vincent Perriot
Uno de los últimos éxitos del cómic europeo ha sido Negalyod, del francés Vincent Perriot, publicada en nuestro país por Norma Editorial. Un éxito que podría resultar sorprendente, teniendo en cuenta que es la primera obra, si no voy errado, del autor que se publica por estos lares. Ahora bien, tras leerlo se comprende el que hayan ido apareciendo abundantes reseñas elogiosas, y que el boca a boca funcione a la hora de crearle nuevos lectores. Eso sin contar con su simple presencia: la portada ya llama la atención, y seguro que más de una persona que lo haya tenido en sus manos en la librería se lo ha llevado a casa, intrigada.

Lo primero que puede llamarnos la atención al hojearlo es lo mucho que recuerda, superficialmente cuando menos, al estilo de Moebius. En esto sin duda colabora el que la colorista sea Florence Breton, quien también intervino en diversas obras del maestro. Los paisajes desérticos, la imaginería fantástica, el vestuario, son otros elementos que traen inevitablemente al recuerdo el trabajo del creador gráfico de Blueberry. Ahora bien, Perriot ni mucho menos se queda en mero epígono, sino que demuestra tener una personalidad bien marcada. Podría decirse que, en efecto, hay un sinnúmero de influencias que son más o menos fáciles de identificar, pero que el artista mezcla y “cocina” con talento y con gusto para entregar una obra que brilla por méritos propios.

Esto resulta bastante obvio por lo que hace a la historia. Ésta dista de ser original, y tiene elementos que recuerdan inevitablemente a títulos bien conocidos (Mad Max, Dune o Blueberry, entre muchos otros que podrían nombrarse). Pero donde destaca el trabajo de Perriot es a la hora de contarla. El despliegue de recursos gráficos e imaginería visual es apabullante. Asistimos, por ejemplo, a una escena que se alarga durante varias páginas, sin diálogos, en la que el improbable protagonista, un pastor de dinosaurios (sic), trata de recuperar a uno de los miembros de su rebaño. La variedad de planos y contraplanos, picados y contrapicados, perspectivas, escorzos, etc. hacen que lo que en manos menos hábiles podría ser no más que un mero relleno, resulte una escena auténticamente memorable. Y qué decir de otros grandes momentos, como la persecución del camión metereológico, o las increíbles vistas de la ciudad flotante…

Mi sensación, al acabar el álbum, no ha sido tanto la de haber leído un cómic, sino la de haber estado viendo una película; un blockbuster de calidad, para ser más específico. Esto resume el que creo que es uno de los puntos más fuertes del autor, esto es, el de sus dotes narrativas. Debe ser sin duda complicado encontrar el equilibrio entre conseguir semejante dinamismo, y el poder atender al detalle, imaginación y espectacularidad de cada ilustración concreta, y creo que Perriot lo alcanza con nota. No sólo se lee, como digo, del tirón y con interés y asombro, sino que invita a mantenerlo como invitado en la mesita de noche, para poder revisitar con calma sus planchas y fijarse bien en los detalles.

La edición de Norma, como viene siendo habitual, irreprochable. Buen tamaño y calidad de papel y reproducción, tapa dura y precio más que aceptable, teniendo en cuenta las bondades, a todos los niveles, del producto. No hay excusa, pues, para no echarle cuando menos un vistazo. Yo, desde luego, ya le tengo tomada la matrícula al autor, y espero con ganas su siguiente obra.

Rafael