Preparando esta reseña me doy cuenta de lo poco, poquísimo, que he leído de la ingente producción historietística del guionista y dibujante Jeff Lemire. Antes de llegar a este Black Hammer, una creación propia realizada junto al ilustrador Dean Ormston, únicamente había leído estos trabajos suyos: el divertidísimo y extravagante Frankenstein Agente de SHADE; su más que digna etapa en Animal Man, que continuaba con respeto y admiración las de Grant Morrison y Jamie Delano en el título; la entretenida Liga de la Justicia Oscura; e Historias de la granja, el primer volumen de su trilogía de Essex County.
Es esta última la que vamos a enlazar con este Martillo Negro, por curioso que parezca. ¿Por qué es curioso? os preguntaréis. Porque la mencionada trilogía es una exploración intimista de una recreación ficticia de Essex en Canadá, donde nació el propio autor. Existen ciertos elementos ¿mágicos? ¿surrealistas? dentro de lo que es una historia que recuerda a esos telefilmes americanos más grandes que la vida que consumimos cuando éramos adolescentes, realizado con un trazo minimalista y al mismo tiempo extraordinariamente efectivo y expresionista por el Lemire dibujante. Es una obra recomendable y, algún día, espero leer las dos últimas partes para tener una mejor percepción global de la trilogía.
Black Hammer da inicio en un locus amoenus similar al de Historias de la granja, es decir, en una ídem. Sin embargo, ese lugar en el que nos encantaría vivir y disfrutar de lo vivido, enseguida comienza a mostrar su lado oscuro. Los habitantes de la granja son superhéroes que llevan atrapados una década en ese lugar, incapaces de romper ¿el hechizo? ¿la maldición? que los ata a ese sitio, a ese pueblo. Les vamos conociendo a cada uno de ellos a medida que la trama avanza y al mismo tiempo se nos van relatando los acontecimientos que les llevaron a su encierro. Es una delicia ver como Lemire añade detalles a los personajes (que son claros trasuntos de Shazam y otros superhéroes clásicos pero con algunas, a veces no demasiadas, diferencias), a las relaciones entre ellos, a cómo eran antes, a cómo son ahora y sobre todo no saber qué es lo que ocurrirá a continuación. Porque la serie mantiene dos incógnitas principales: ¿Qué fue lo que sucedió hace diez años? ¿Qué es lo que pasará a continuación?
En esta especie de Perdidos costumbrista repleto de superhéroes y homenajes a la historia del género importa tanto lo que se cuenta como lo que esperamos que se nos cuente, lo que hace que pasemos las páginas a toda velocidad para saber qué le depara el futuro (y el pasado) a los protas.
Creo que las respuestas no defraudan y, en todo caso, el viaje merece mucho la pena.
Jaume Albertí
PS: Black Hammer ha tenido éxito en Estados Unidos y se ha creado un Universo Black Hammer con varias miniseries que lo amplian, todas escritas por el propio Lemire. La primera, Sherlock Frankenstein y la Legión del Mal ya se ha publicado aquí, ampliando la información de este villano mezcla de Holmes y Lex Luthor aparecida en la serie principal. Sherlock Frankenstein brilla sobre todo por el trabajo de David Rubín (que había dibujado previamente un par de números de Black Hammer). De lo que está por venir os recomiendo La Edad Quantum, que describe el futuro del Universo Black Hammer y homenajea a La Legión de Superhéroes en una historia aparentemente desvinculada de la serie madre pero que acaba teniendo mucha relación con ella; y sobre todo, Doctor Star y el Reino de los mañanas perdidos, que conjuga lo cotidiano con lo superheroico de forma fenomenal y es tanto un reconocimiento a la legendaria serie Starman de James Robinson como a este último. Ambas se publicarán en breve en nuestro país.