Ether es un juego. Un juego entre el lector y sus autores que van hilvanando un mundo fantástico a medida que sus personajes lo transitan a pie. En efecto, los protagonistas caminan, caminan y caminan mientras nosotros nos maravillamos ante la imaginación visual de David Rubín y los conceptos que él y el guionista Matt Kindt van improvisando sobre, y nunca mejor dicho, la marcha. No es que nos encontremos con una ambientación poco sólida, todo lo contrario, pero por lo que se desprende de los comentarios de Rubín en los extras de los dos tomos de la obra publicados hasta la fecha, ambos creadores intercambian ideas y las van trasladando a la página a medida que uno escribe y el otro dibuja. Esto da al cómic una frescura evidente y que se aleja de otros entornos fantásticos más encorsetados y acartonados, aunque es cierto que en algunos casos se detecta alguna inconsistencia menor porque es complicado crear un universo de ficción 100% coherente cuando uno va generando contenidos nuevos página a página.
¿De qué va Ether? Ether es una obra de corte fantástico y de ciencia ficción y Ether es un mundo diferente y paralelo al nuestro donde los cuentos y las fábulas tienen la corporeidad que asociamos a lo mundano, a nuestra Tierra de toda la vida. Boone Dias, el protagonista, viaja entre ambas dimensiones intentando explicar Ether. Es un científico y quiere racionalizar toda la magia reduciéndola a ciencia que todavía no ha sido explicada. Ese enfoque y su obstinación le ha costado todo lo que tenía. Al principio le meterías dos galletas, pero a medida que su triste pasado emerge... en fin, le pegarías dos más o le abrazarías para que no sufriera tanto. De algún modo Dias combina el espíritu de Indiana Jones y Sherlock Holmes y el resto del reparto se completa con secundarios de la Tierra y Ether que complementan y dan el contrapunto al protagonista.
Las aventuras en Ether son entretenidas y muy coloridas, aunque poco a poco van surgiendo amenazas y acontecimientos del pasado que no prometen nada bueno para el futuro de esa tierra formada por retales de la imaginación colectiva. Las situaciones en la Tierra son mucho más oscuras, incidiendo en lo dramático de la historia de Dias y en un presente que tampoco es que sea para tirar cohetes. En definitiva Ether es una tragicomedia, a menudo muy trágica y a menudo muy cómica, un caramelo agridulce.
Rubín está desencadenado a nivel gráfico. Sus diseños de personajes, criaturas, escenarios y mundos es brillante y gran parte del encanto de la serie, por no hablar de su creatividad a la hora de componer la página, siempre con diagramaciones que se salen de lo convencional. Kindt y él son una maquinaria perfectamente engrasada y se nota que disfrutan de lo lindo colaborando (a este respecto leed la introducción de Kindt para el primer tomo de la colección). La maquetación y el diseño gráfico de los volúmenes, especialmente del primero, están muy guapos y funcionan muy bien para sumergirte de lleno en el/los universo/s de Ether.
Rubín está desencadenado a nivel gráfico. Sus diseños de personajes, criaturas, escenarios y mundos es brillante y gran parte del encanto de la serie, por no hablar de su creatividad a la hora de componer la página, siempre con diagramaciones que se salen de lo convencional. Kindt y él son una maquinaria perfectamente engrasada y se nota que disfrutan de lo lindo colaborando (a este respecto leed la introducción de Kindt para el primer tomo de la colección). La maquetación y el diseño gráfico de los volúmenes, especialmente del primero, están muy guapos y funcionan muy bien para sumergirte de lleno en el/los universo/s de Ether.
Por supuesto, recomendado.
Jaume Albertí