Federica es una chica cuqui, risueña,
reservada y un poco “nerd”. Le encanta customizar peluches con su
mejor amiga Doodle y, sobre todo y ante todo, está enamoradísima de su novia Laura Dean, la chica más popular del instituto.
Eso si: está un pelín harta de que Laura corte con ella cada vez
que le viene en gana. Y con esta última ya son cuatro las veces que
lo ha hecho... ¿Hasta cuando aguantarás esto, Freddy?
Con
esta premisa tan de película indie para adolescentes, Mariko Tamaki nos
presenta esta deliciosamente agridulce novela gráfica sobre lo
hermoso pero a la vez jodido que es el amor. Una historia donde el
espíritu del idealizado primer amor se entrelaza con el angosto
fantasma de la primera ruptura amorosa, esa que te destroza el
corazón pero que a la vez te lo prepara para todo aquello que está
por llegar. Contada de manera sutil pero directa, esta historia de
amor entre la peor novia del planeta y la novia más entregada del
universo hará que much@s de l@s lector@s que se enrolen en su
lectura se vean identificado@s en más de una cosa: lo duro que es
estar sumid@ en una relación tóxica, lo doloroso que es sentirse
siempre el segundo plato de alguien a quien amas, lo cruel que es
apartar a tus amig@s de tu vera por esa fijación y por el amor ciego que se siente por la persona que no siente nada de eso por
ti...
Pero no todo es feo y triste en “Laura
Dean me ha vuelto a dejar”: la dulzura e inseguridad que sienten la
gran mayoría de personajes que inundan sus páginas te arrancan
cuando menos te lo esperas una sonrisa, y despliegan un sentimiento
que te hacen recordarte a ti mism@ que no todo está perdido. Y que
pase lo que pase siempre ganará el amor, aunque sea ese amor que
debemos sentir por nosotr@s mism@s.
Después
de las recomendadísimas “Skim” y “Aquel verano”, que como
esta también fueron editadas por La Cúpula, y algunos escarceos con
el mundo superheróico guionizando etapas en series como Hulka, X-23
o Supergirl, Mariko Tamaki retorna a sus inicios con una historia
intimista, con el amor y todo lo que ello conlleva como telón de
fondo, pero esta vez acompañada a los lápices por la dibujante
Rosemary Valero-O’Connell, americana con raíces zaragozanas que
aporta una calidez y sencillez visual al libro que le va como anillo
al dedo a lo planteado por Tamaki, haciendo que el cómic sea simple
y llanamente arrebatador.
Una
lectura muy recomendable para aquell@s que aún creemos en el amor...
y que puñetas: ¡también para l@s que no creen ni un ápice en él!
Pako