En general soy bastante poco amigo de que se exploten comercialmente y sin criterio mis cómics favoritos, añadiéndoles series derivadas que no son más que un pálido reflejo de la principal. Normalmente ni me molesto en leerlas.
Fábulas, uno de mis cómics preferidos de todos los tiempos, que se encuadra en una de mis temáticas más queridas (la presentación de mitos y leyendas en un contexto contemporáne), tiene una buena cantidad de material derivado debido a su bien merecido éxito: la serie de Jack de Fábulas, que me parece francamente divertida, pese a lo que he comentado en el primer párrafo de esta reseña; El lobo entre nososotros, que para rizar el rizo no es un spin-off directo del cómic Fábulas, sino del videojuego del mismo nombre; la colección Fabulosas; y las dos miniseries de Cenicienta (probablemente me deje algo, escribo de memoria).
Además de la mencionada Jack, a lo único que le he metido mano es a la novela Peter y Max y no me arrepiento en absoluto de haberlo hecho.
Lo primero que llama la atención es que se trata de un viaje por el pasado y presente del mundo de las Fábulas, y que se visitan tanto las Tierras Natales como diversas localizaciones en el mundo de los mundanos, el término con el que las Fábulas se refieren a los mortales. Concentrado el foco de atención en dos hermanos, Peter y Max, y en las relaciones de estos con personajes habituales del cómic como el Lobo, la Bruja, etc, se incide en el porqué de su deteriorada situación en el presente.
La trama es fundamentalmente épica, crepuscular y trágica. Los mejores momentos son los de puro terror, como cuando los protagonistas se pierden en el Bosque Negro, o cuando asistimos a la pavorosa transformación de Max en el monstruo en el que se convertirá eventualmente. Es curioso que pese a que Bill Willingham nos anticipe en todo momento lo que sucederá a continuación en la novela (principalmente a través de los títulos de los capítulos, que son auténticos spoilers) ello no nos prepara en lo más mínimo para que los terribles acontecimientos nos impacten con fuerza en cuanto suceden.
Si bien es cierto que la estructura de la obra es algo desigual, las mejores partes son muy buenas y salvan el conjunto, haciendo de esta una lectura compulsiva. Y, por supuesto, ver al Imperio extendiéndose, invadiendo y esclavizando las Tierras Natales siempre es algo muy duro de ver y te transmite sensaciones de horror y agobio comunes al hecho de empatizar con el problema de cualquier población de refugiados que huye de la muerte y un destino horrible.
Steve Leialoha, el entintador habitual del cómic madre, se encarga de ilustrar el libro y, aunque tenga dibujos más o menos acertados (a mí lo único que me molesta a veces es el acabado de su línea), el resultado en conjunto es muy satisfactorio, y cuando lo clava, el tío realmente lo clava.
No es necesario haber leído Fábulas para entender esta novela, pero os recomiendo que lo hagáis antes o después de hincarle el diente a la misma, es así de buena. Y si os gusta el tebeo, pilláos el libro, no creo que os defraude.
Por mi parte, creo que le daré una oportunidad al resto de material que he listado al principio, a ver si me encuentro con una sorpresa como la de este Peter y Max.
Jaume Albertí