Tras leer el primer libro de Neal Stephenson, Criptonomicón, y su posterior y en mi opinión extraordinario Anathem, uno sabe lo que esperar del autor, pero también puede temerse los excesos de erudición / pedantería del primero, que además tiene uno de los finales más abruptos que recuerdo. Por suerte Seveneves brinda lo mejor del estilo del autor, incluyendo su fascinación por la tecnología, su optimismo humanista, y su capacidad para mezclar narrativas fluidas con otros momentos de extensa, aunque apasionante, exposición.
El libro, que tira del hilo de un evento catastrófico que se explica en la primera línea de la novela, a partir de entonces construye un relato de larguísimo recorrido, y que está claramente dividido en tres partes: las dos primeras más orientadas a la acción y la narración, mientras la tercera recompensa la inversión de las dos primeras, aunque resulta más exigente por la enorme (y necesaria) cantidad de datos que necesita introducir.
El libro, que tira del hilo de un evento catastrófico que se explica en la primera línea de la novela, a partir de entonces construye un relato de larguísimo recorrido, y que está claramente dividido en tres partes: las dos primeras más orientadas a la acción y la narración, mientras la tercera recompensa la inversión de las dos primeras, aunque resulta más exigente por la enorme (y necesaria) cantidad de datos que necesita introducir.
El resultado es el mejor libro de ciencia-ficción que he leído. Esto es decir casi nada porque apenas he leído ciencia-ficción en mi vida, pero solo puedo decir que me ha parecido una obra colosal, y que además la despides con una sonrisa.